La Web profunda

17.07.2012 12:23

 

TP4-N°4 

Una de las razones por las que elegí cursar esta asignatura –y digo “elegí” dado su carácter optativo- fue por las herramientas que supuse me iba a ofrecer para, el día de mañana, poder desempeñarme de manera adecuada como profesional dentro del área de la comunicación. Y ahora, llegando a instancias de la finalización de la misma, creo no haber escogido una mala  decisión.

El espacio tecnológico ofrece “lugares” y conocimientos tan recónditos que vale darlos a conocer, sobre todo para poder llegar a comprender, por lo menos en parte, todo lo que hace al universo de la World Wide Web. Y uno de ellos es la denominada Internet profunda o invisible. La misma contiene información que responde a una variada tipología, y es llamada “invisible” ya que contiene datos que están ocultos a la vista usual de los consumidores del ciberespacio, porque los buscadores no los pueden reconocer con los métodos usuales de rastreo.

A su vez, no hay que dejar de tener en cuenta que en ella existen referencias útiles, no obstante, también gran variedad de contenidos de carácter degradante y/o inmoral, que abarcan desde información referida a gestiones gubernamentales, pasando por fotografías nunca antes vista de la NASA hasta pornografía infantil; es decir, elementos que buscan estar apartados del mundo real (por eso suele decirse que es un mundo que se halla paralelo a la Internet que todos conocemos). Debido a esto, no hay que omitir la sugerencia de que, para realizar una navegación correcta, es indispensable disponer de una adecuada protección contra los virus informáticos, ya que su existencia resulta habitual.

Así, la Web profunda adquiere tal nomenclatura porque su información no sólo posee mayor tamaño que la que se registra en la visible o superficial sino que también se expande a pasos agigantados. Ahora bien, lo que no implica que necesariamente sea más utilitaria o esté en un nivel superior a las demás: lo único que ofrecerá son datos novedosos, por el sólo hecho de no encontrarlos con los tradicionales métodos de búsqueda.

A causa de esto, deriva el término “navegar” para referirse a los movimientos que el cibernauta realiza por la Internet, ya que uno, precisamente, navega por la superficie y no por el fondo. Es decir, que la tarea que ejecutan los buscadores convencionales es la de encontrar elementos en ese espacio exterior pero no así la de buscar en el fondo, en lo profundo del mar; esto es, en la Web profunda.